Diego Gaona Ortíz es un brujo –y no en el sentido de apelativo que se le otorgaría a un hombre mantenido o mal; no, él sí es un brujo.
Al leer lo anterior uno inmediatamente pensaría en la imagen cliché que representa a tal personaje, puede que uno piense en Dumbledore (inmediatamente yendo mentalmente hacia Harry Potter, tristemente uno de los únicos contactos que uno llega a tener con la magia) o quizás uno se proyectaría la imagen de un sujeto ataviado con graciosas vestiduras mientras echa gatos y ratas (sean de cuatro o de dos patas) a un caldero….es un alivio saber que puedo decir que Diego Gaona Ortíz no es nada de lo anterior descrito.
Él es un brujo de profesión; sí, así como yo me autodenomino estudiante, él se denomina brujo, ese es su trabajo: predecir el futuro (en el sentido literal de la frase), deparar qué le tiene preparada la vida a seres humanos como Usted o como yo. Poseedor de un aura sumamente mística, que puede llegar a sentirse cuando uno se posiciona (y de verdad se tiene la convicción de sentirla) a su lado, Diego Gaona Ortíz ha predicho acontecimientos como el encarcelamiento/liberación de Gloria Trevi, la derrota de Andrés Manuel López Obrador, el secuestro del Jefe Diego, entre otros. Tales predicciones hechas todas a través de la numerología, que consiste en una práctica adivinatoria utilizando únicamente número, él, mira una cifra y a través de la misma puede inmediatamente deparar un panorama sea de un fenómeno social o de una persona.
Tan importante es la numerología en la vida de este singular personaje (amado u odiado por quienes asistimos ese Martes 14 de Septiembre) que su casa gira entorno a la misma. Su número favorito, debido a su naturaleza mágica, es el 9; nunca había reparado en si un número era mágico o no, sin embargo, él me hizo ver lo contrario: los múltiplos de nueve resultan ser mágicos, si uno mira la tabla de multiplicar del nueve, se dará cuenta que todas las multiplicaciones suman nueve (ejemplo: 9 x 3 = 27, 2 + 7 = 9) (ejemplo 2: 9 x 5 = 45, 4 + 5 = 9). El nueve, un número mágico, místico, tan místico como las 72 habitaciones que existen en la casa de Gaona (una casa que encantaría a un matemático o simplemente a un apasionado de los números en general9, tan místico como sus 18 “esposas” y –creo- 27 nietos, todo gira en torno al nueve, tan es así que el mismo lo dice: “si quisiera construirle otra habitación a mi casa, tendría que construir otras 8, así serían 9; si quisiera “juntarme” con otra mujer, no solo sería con una, tendría que ser con otras 8, así ya serían 9”. Se lee interesante, gracioso e increíble a la vez, pero es cierto.
Al hacer la visita era evidente que nadie de los presentes nos quedaríamos sin una “consulta”, así que, en círculo, y uno a uno, comenzamos a decirle nuestra fecha de nacimiento (yo: 9/11/1990) para que nos diera el “análisis”, lo que me dijo resultó inesperado –y no es que en realidad lo crea- : cuando ese Martes yo me había levantado pensando que era una buena, noble y tierna persona (quizás exageré) resultó que en realidad soy un chillón sentimentalista, sembrador de mentiras, tranza y ávido por el dinero, nacido un Viernes lo cuál indica que –aparentemente- debería poseer mucha suerte en el amor. OK; recuento: acepto totalmente ser un chillón sentimentalista, el decir “no me gustan las mentiras” suena sobremanera general, y es difícil no caer en ellas –pero trato de evitarlas, solo robo –ya borracho- los vasos tequileros (como recuerdo), no me considero tranza en general, y dos apuntes finales; uno, si soy ávido para el dinero, pues hasta la fecha debo de estar haciendo algo mal, pues dinero aún no veo mucho; dos, si –aparentemente- tengo buena suerte en el amor, pues ya me llevó el carajo de nuevo, pues algo mal he de estar haciendo, ya que suertuda sería lo último que le llamaría a mi situación.
Independientemente uno crea o no en el poder la numerología, resulta ser interesante el conocer a un personaje que comprueba que la devoción y pasión hacia el trabajo (y hacia lo que uno cree ser correcto) aún existe. A la vez, el ir por una “consulta” resulta ser una actividad diferente, el asistir con el brujo a que “le lea el número” (y no, no es albur), aunque el “análisis” no sea cierto, no provocará menos sonrisas al escucharlo, desde mi perspectiva, cualquier actividad que logre provocar descontroladamente sonrisas ya es magia, en el más puro de los estados.
Jerson:
ResponderEliminarBuen trabajo. Me gustaría más con las fotos más grandes y mejor ordenadas, así como una mejor imágen para el fondo.
Calficación 10