7/12/10

Ex-Convento de Huejotzingo

Huejotzingo

El antiguo ex – convento (franciscano) de Huejotzingo es uno de los primero cuatro conventos que se construyen justo después de la caída de Tenochtitlan  en 1521 (por si se lo preguntaban, los otros tres fueron construidos en Tlaxcala, Texcoco y la Cd. De México), fue fundado en 1525.

Al entrar en las inmediaciones, uno puede rápidamente darse cuenta de la impresionante extensión de terreno en la que se está parado, la Iglesia –con una fachada sumamente alta y dedicada a San Miguel-, el convento (que ahora alberga  el Museo de la Evangelización) y las cuatro capillas “posa” saltan a la vista tan pronto se coloca uno en la entrada.  Llaman la atención las capillas posa, construidas hacia 1550, toman su nombre debido a la antigua creencia que eran en esos cuatro espacio en dónde el espíritu santo bajaba y “se posaba”. A la vez, llama la atención del decorado arquitectónico en tales capillas: “son notorios dos emblemas franciscanos: el escudo de las cinco llagas del Señor y el cordón rematado por flecos, símbolo del lazo con que se ató a Cristo para ser azotado y de los votos de la orden: pobreza, obediencia y castidad.” Del mismo modo, otro elemento en el que uno fija la vista al contemplar las capillas posa son los ángeles esculpidos, los cuales en sus manos sujetan ciertos elementos que hacen alusión –principalmente- a la Pasión de Cristo y al Juicio Final.  (información en comillas tomada de la galería de Jesús Guzmán Moya. 

 Al ver la Iglesia de frente, llama la atención un elemento que se encuentra en el lado izquierdo, tal elemento es la puerta porciúncula, generalmente ésta puerta se ubica en uno de los muros laterales de las iglesias franciscanas, la cual se abre únicamente cada 2 de agosto, día de Nuestra Señora de los Ángeles. Se cuenta que cuando uno entra por ella a la iglesia, se 'ganan' indulgencias ante las puertas del Cielo. Su nombre 'porciúncula' significa 'porcioncita' en italiano. Se le llama así porque en una capilla franciscana cerca de Palestina, San Benito solicitó una pequeña porción de tierra para poder construir celdas, en las cuales empezó a haber apariciones celestiales de ángeles con la virgen.  Al entrar a la iglesia uno rápidamente repara en la impresionante altitud del altar barroco –uno de los más grandes de México- y en los diversos elementos que éste posee.

Son dos los elementos realmente sorprendentes en Huejotzingo: uno es la pintura al fresco que se encuentra en la Sala de Profundis dentro del Museo de la Evangelización (que conserva aún los cuartos de los frailes –dormitorios, comedor, cocina, y demás aposentos-), tal pintura muestra las figuras de los primeros doce franciscanos que legaron, en 1524, a la Nueva España, estoy más que seguro que la mayoría han visto –aunque sea una vez- la pintura de la cuál escribo, el estar de pie, frente a la misma, hace que hasta el más elocuente, quede mudo; otro es el hecho de observar en una de las paredes de los aposentos las marcas de días transcurridos que hacían los presos (Huejotzingo un tiempo fundió como cárcel), resulta impresionante ver las marcas u saber que tienen más de 100 años y aún se conservan (junto a esta sala, también resulta sorprendente encontrarse con tres momia, sí, momias como tal, en tres sarcófagos).

Siempre he creído que sería fantástico que las paredes hablaran, en el caso de Huejotzingo, lo deseo verdaderamente, estoy seguro que las paredes de un lugar que ha sido convento, cárcel y cuartel (además de testigos de la conquista) tienen bastantes historias que compartir. 























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